Entre otras investigaciones presentadas en el Colegio Americano de Reumatología está el empleo de la flora intestinal para tratar las enfermedades autoinmunes
10 de Noviembre de 2012
WASHINGTON, D.C — Un estudio de Mayo Clinic, que refuta una larga creencia de muchos médicos, descubrió que los pacientes con artritis reumatoide también pueden padecer gota. La investigación forma parte de varios estudios de https://www.mayoclinic.org/espanol/Mayo Clinic presentados durante la reunión anual del Colegio Americano de Reumatología en Washington, D.C. Además, los científicos descubrieron que la flora intestinal tiene la capacidad de tratar los trastornos autoinmunes, que los pacientes con artritis reumatoide corren más riesgo de padecer cáncer, que las fracturas óseas colocan a los pacientes con artritis reumatoide en mayor peligro de presentar enfermedades cardíacas y de fallecer, y que los corticoesteroides no dejan de ser el pilar del tratamiento para la artritis reumatoide ni siquiera ante el surgimiento de nuevos medicamentos.
El estudio sobre la gota revela que, contrario a la sabiduría popular, los pacientes con artritis reumatoide no son inmunes a la epidemia nacional de gota debida a la obesidad, comenta el autor principal, Dr. Eric Matteson, presidente de la División de Reumatología de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota. Se trata de dos afecciones distintas, que se tratan de manera diferente. La artritis reumatoide es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico equivocadamente ataca los tejidos e inflama las articulaciones. En la gota, el cuerpo produce demasiado ácido úrico o tiene dificultad para eliminarlo y se acumulan cristales de urato sódico en las articulaciones, inflamándolas y ocasionando dolor intenso.
La razón por la que se pensaba que los pacientes con artritis reumatoide no contraían gota posiblemente tenía que ver con la manera en que antes se trataba esta enfermedad, explica el Dr. Matteson. Estos pacientes solían recibir dosis altas de aspirina, lo que casualmente ayudaba a los riñones a expeler el ácido úrico. Ahora, ya no se utiliza la aspirina para tratar la artritis reumatoide y eso, sumado al aumento en la obesidad, es lo que probablemente alimenta la gota en este tipo de pacientes, añade el médico.
«Es muy posible que los ataques de artritis reumatoide en algunos casos realmente hayan sido brotes de gota, pero que no se diagnosticaron como tal y nadie tampoco se percató que era un problema coexistente», dice el Dr. Matteson. «Es de esperar que la concienciación de que existe gota entre los pacientes con artritis reumatoide conduzca a un mejor tratamiento de la gota en esos pacientes».
Los científicos estudiaron a 813 pacientes diagnosticados con artritis reumatoide entre 1980 y 2007, ofreciéndoles seguimiento médico durante toda su vida y mientras residían en el condado, hasta el mes de abril pasado. El estudio utilizó el Proyecto Epidemiológico de Rochester, que consiste en un conjunto de expedientes médicos sustentado por los Institutos Nacionales de Salud sobre pacientes del condado de Olmsted, Minnesota, tanto de Mayo como de otros proveedores de atención médica.
Veintidós pacientes desarrollaron gota durante el período del estudio, normalmente en el dedo gordo del pie. La gota fue más común entre los pacientes diagnosticados con artritis reumatoide a partir del año de 1995. Los factores de riesgo para contraer gota fueron los mismos que los de la población general; es decir, ser gordo, tener más edad y pertenecer al sexo masculino.
Otros estudios de Mayo también presentados durante la conferencia de reumatología descubrieron lo siguiente:
La flora intestinal, y concretamente la Prevotella histicola, ofrece ventajas antiinflamatorias que pueden ayudar en el tratamiento de los trastornos autoinmunes, tales como el https://www.mayoclinic.org/nefritis-lupica/lupus, la artritis reumatoide y la espondilitis anquilosante. Los científicos utilizaron ratones para examinar esta posibilidad y tienen planificado realizar más estudios. «Este es ahora el tema investigativo de moda», acota el Dr. Matteson, que no formó parte del equipo de este estudio.
Los corticoesteroides, cuyo descubrimiento en Mayo Clinic obtuvo el Premio Nobel en 1950, todavía son el tratamiento normal para la artritis reumatoide, incluso ante el surgimiento de nuevos medicamentos con menos efectos secundarios. La proporción de pacientes que en algún punto de la enfermedad toma estos fármacos es realmente mayor que antes, descubrió el estudio. «No solamente se cree que sirven para controlar los síntomas de la enfermedad, especialmente en el primer año, sino que también se ve que modifican la evolución de la afección de alguna manera», añade el Dr. Matteson, autor principal del trabajo. «Se intenta utilizarlos en la menor cantidad posible y durante el menor tiempo necesario».
Los pacientes con artritis reumatoide corren más riesgo de desarrollar algún cáncer de la sangre, sobre todo del linfoma. Una de las labores principales del sistema inmunológico es la de buscar y destruir las células cancerígenas, pero eso puede fallar en los pacientes con artritis reumatoide debido al trastorno autoinmune mismo y a los fármacos supresores de éste empleados para tratarlo, indica el Dr. Matteson, también autor principal de este estudio. Es preciso investigar más para entender cuáles son los factores personales de riesgo. El linfoma se desarrolla en una pequeña cantidad de pacientes que suele padecer una artritis reumatoide más fuerte, comenta el Dr. Matteson.
Los pacientes con artritis reumatoide que padecen una enfermedad cardíaca son más proclives a obtener resultados sanguíneos positivos para el factor reumatoide, y quienes obtienen un resultado positivo para el factor reumatoide parecen tener sistemas inmunológicos que envejecen más rápido y también un riesgo acelerado para presentar enfermedades cardiovasculares.
Los pacientes con artritis reumatoide que sufren fracturas corren más riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular y de fallecer. La inflamación crónica de la artritis reumatoide puede ser un factor para esto.
Clinica Mayo.
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